Curaduria Carlos Aranda Márquez

Territorio y ViolenciaAlgunas notas sobre Camuflaje de Ariadne Nenclares PitolCarlos Aranda Márquez No es de extrañar que la guerra y la violencia entren en los circuitos de arte. Ambos temas han acompañado a la humanidad desde tiempos inmemoriales. Lo inédito es que lo haga una joven artista mexicana y que su visión sea tan reveladora. Ariadne Nenclares pinta aviones de combate, mapas de ciudades que posiblemente se utilicen como blancos militares, barcos de guerra. Ella misma ve que el asunto de la guerra no esta circunscrito solamente a un mundo separado donde los civiles no sufren consecuencias. Al contrario, ella enfatiza que la violencia de un país contra otro ocurre en nuestro entorno cotidiano, que todos estamos destinados, tarde o temprano, en un avión civil a convertirnos en soldados o bajas militares.Ariadne Nenclares no necesita leer la Historia del mundo, le basta ser testigo de hechos contundentes como el ataque a las Torres de Comercio en Nueva York, la guerra perdida contra el narcotráfico o las cruentas guerras de África. En todos los frentes, la disputa es un territorio del mundo libre y el miserable ejercicio del poder. En las obras de Ariadne, los instrumentos de destrucción están pintados como mercancías asequibles de una inmensa boutique pero aquello que da contorno a estos aviones y portaviones son mapas civiles de ciudades conocidas y la solución a estas ecuaciones no es difícil de derivar. Si la pintura siempre aspiró a pintar el mundo como un teatro, Ariadne resalta que el mundo es solamente un escenario natural para la guerra.“Nuestra vida cotidiana, horizontal y bidimensional. La longitud, la perspectiva sobre la línea de horizonte, el aplastamiento que en adelante sería sensible, y que iba a dar vuelta poniéndolas patas arriba, las ideas, los usos, los medios y los hombres.Las ciudades no fueron destruidas ni por casualidad ni por crueldad; a las consideraciones estratégicas de la ofensiva aérea se agregaba implícitamente el hecho de que las ciudades siempre habían puntuado la conquista de la tierra; desde la más pequeña hasta la capital, todas eran litoral de un nuevo puerto: el litoral vertical. Punto de caída de la extensión espacial, el infinito comenzaba a ras de los techos.”Paul VirilioLa inseguridad del territorio